«Las flores del mal», de Charles Baudelaire

Charles Baudelaire (París, 9 de abril de 1821 – 31 de agosto de 1867) fue poeta, traductor y crítico. Considerado el precursor del movimiento simbolista y de la poesía moderna, su vida estuvo marcada por una infancia difícil y por los excesos, lo que lo convirtió en un «poeta maldito». En 1857, tras la publicación de Las flores del mal, fue acusado por atentar contra la moral pública, por lo que seis de sus poemas no vieron la luz hasta 1949. Baudelaire es un genio de la literatura francesa, único en el dominio del ritmo y la forma, enfrentado y atraído durante toda su vida por lo divino y lo diabólico, por lo que sus poemas describen al ser humano más glorioso y más mísero a la vez. Algunas de sus obras son: Los salones (1845-1846); Los paraísos artificiales (1860); su única novela, La Fanfarlo (1847); sus diarios íntimos, Cohetes, y sus numerosas traducciones de la obra de Edgar Allan Poe.

Baudelaire retrata en estos poemas el amor, la depravación del hombre, la desesperación y la muerte sentando las bases de la estética de la vanguardia simbolista que influyó en autores como Rilke, Rimbaud o Valéry. En esta edición, prologada y traducida por Carlos Pujol, se incluyen los seis poemas prohibidos que figuraban en la primera edición de Las flores del mal y veinte poemas más del autor publicados a posteriori.

«Baudelaire, que es aún un romántico, es ya un simbolista, está siempre mostrándonos su corazón al desnudo, pero su verso va más allá de la anécdota personal para adquirir el misterioso valor de la palabra en sí. Se sueña a sí mismo con una pasión y un arte que convierten el sueño en poesía, en música significativa. Y detrás de los sueños, la fe y las palabras le hacen inmortal.»
De la introducción de Carlos Pujol

—Reseña del editor

 

 


 

Himno a la belleza

Poema de Charles Baudelaire

 

¿Vienes del cielo profundo o surges del abismo,
Oh, Belleza? Tu mirada infernal y divina,
Vuelca confusamente el beneficio y el crimen,
Y se puede, por eso, compararte con el vino.

Tú contienes en tu mirada el ocaso y la aurora;
Tú esparces perfumes como una tarde tempestuosa;
Tus besos son un filtro y tu boca un ánfora
Que tornan al héroe flojo y al niño valiente.

¿Surges tú del abismo negro o desciendes de los astros?
El Destino encantado sigue tus faldas como un perro;
Tú siembras al azar la alegría y los desastres,
Y gobiernas todo y no respondes de nada,

Tú marchas sobre muertos, Belleza, de los que te burlas;
De tus joyas el Horror no es lo menos encantador,
Y la Muerte, entre tus más caros dijes,
Sobre tu vientre orgulloso danza amorosamente.

El efímero deslumbrado marcha hacia ti, candela,
Crepita, arde y dice: ¡Bendigamos esta antorcha!
El enamorado, jadeante, inclinado sobre su bella
Tiene el aspecto de un moribundo acariciando su tumba.

Que procedas del cielo o del infierno, qué importa,
¡Oh, Belleza! ¡monstruo enorme, horroroso, ingenuo!
Si tu mirada, tu sonrisa, tu pie me abren la puerta
De un infinito que amo y jamás he conocido?

De Satán o de Dios ¿qué importa? Ángel o Sirena,
¿Qué importa si, tornas -hada con ojos de terciopelo,
Ritmo, perfume, fulgor ¡oh, mi única reina!-
El universo menos horrible y los instantes menos pesados?

 

 

 


Detalles del libro:

Tapa dura: 304 páginas
Editor: Austral (5 de febrero de 2015)
Colección: Austral Singular
Idioma: Español
ISBN-10: 8408137239
ISBN-13: 978-8408137238

Libro disponible en:

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