El día en el que la creatividad nos salve

La palabra creatividad se refiere a un proceso complejo que al tratar de explicarlo, es probable no hacerle justicia. Más que como una aptitud individual, se describe como la suma de diferentes factores: relación de elementos, conflicto, solución de problemas y medio ambiente.

 

La creatividad es una combinación de flexibilidad, originalidad y sensibilidad en las ideas que capacitan al pensador para romper con las habituales secuencias de pensamiento, iniciando nuevas secuencias, diferentes y productivas.

La capacidad creativa ayuda a concretar ideas e iniciativas individuales, a que se produzcan y trasciendan; y se encuentra presente, con diferente calidad e intensidad, en cualquier actividad a realizarse. Los factores que intervienen en el proceso provocan que se desarrolle distinto en cada persona alcanzando diferentes niveles, por lo que puede permanecer limitada o alcanzar manifestaciones extraordinarias.

Ahora bien, la creatividad no solo exige inteligencia sino también perseverancia, libertad, falta de rutina y estar dispuesto al fracaso. Por lo tanto, la creatividad es un proceso de confianza en uno mismo. En el que intervienen factores de convicción. Se debe tener el profundo deseo de realizar algo y llevarlo a cabo con pasión, con la certeza de que ha sido nuestra elección y no por la influencia de alguien más, añadiéndole a estos factores una dosis de la motivación adecuada que permita no sólo tolerar la frustración ante el fracaso sino estar dispuesto a seguir intentándolo hasta lograrlo, con la satisfacción de saber que en el camino del proceso creativo se descubrieron diferentes opciones y soluciones.

Existen dos motivaciones para la creatividad. Uno es el que genera la necesidad de expresar algo y desarrollar proyectos entorno a la búsqueda de soluciones a ciertos problemas individuales o colectivos. El segundo es por el placer personal de hacer alguna obra, guiado por la emoción que provocan las formas, la manipulación de materiales, experimentación, la armonía y el disfrutar la práctica artística.

Hablemos del primer motivo. Búsqueda de soluciones. Encontrar alternativas a alguna situación que se presenta ya sea de carácter plástico o no, pues se puede llevar a los diferentes niveles de la actividad humana al no ser exclusiva de los artistas o de los genios. Es convertirse en el conductor de nuestro propio aprendizaje y aportar puntos de vista, consiguiendo un pensamiento autocrítico.

Vasconcelos planteó que la educación y la cultura en los mexicanos los haría conscientes de los problemas internos que vivían, para transformarlos en soluciones inmediatas, de ahí la importancia de promover una cultura nacional y popular accesible a todos los mexicanos, que proporcionara criterio y despertara las emociones del espíritu. El pensamiento de Vasconcelos ejemplifica la conceptualización de creatividad, y nos empuja a hacernos responsables de nuestra propia creación, sacudiendo consciencias y sensibilizándonos al entorno.

Es justo ese pensamiento, que de ser aplicado, llevaría nuestra consciencia al goce y a la plenitud de lo absoluto como también lo decía Vasconcelos. Y a partir de eso; podríamos considerar un camino hacia la libertad de un raciocinio prohibitivo, de la apatía que invade los criterios, de hábitos que gobiernan vidas y del temor a la decepción y al fallo que se apodera de cada individuo que no se arriesga a confiar en su ingenio, en generar ésas secuencias productivas que lo lleven a la salvación.

 

 

 

 

Imagen: © Deisy Mateos Santos y Montserrat Cisneros Trueba. Oportunidades. Rasgado en papel. 2016


Deisy Mateos Santos. Creadora de ImaginARTE Iniciativa enfocada en la iniciación a la educación artística con una perspectiva humanista y sensible desde la inteligencia emocional.

 

 

 

 

 

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