
Calavera literaria dedicada a FRIDA KAHLO
Por Andrea Coba Ortiz
24 años
Veracruz. México
FRIDA Y LA CATRINA
Ya llegó la que andaba ausente
se le concedió volver
la Catrina reluciente
trajo a Frida a recorrer.
En la noche de difuntos
para contemplar la ofrenda
llegaron del inframundo
tras un año de larga espera.
Las dos muy elegantes
con grandes faldas paseaban
luciendo hermosas flores
que su cabeza adornaba.
La Kahlo regresó feliz
a su hogar a Coyoacán
a disfrutar los manjares
tequila, mole, atole y pan.
Caminó por toda su casa
contemplando sus creaciones
viendo sus autorretratos
que hasta hoy causan sensaciones.
Era una escena surrealista
digna de ser plasmada
con un poco más de tiempo
seguro ella la inmortalizaba.
Las velas estaban encendidas
la noche era casi perfecta
y el aroma del cempasúchil
llenaba el ambiente de fiesta.
Y pese a que muy contenta andaba
a Frida algo le faltaba
en su corazón anhelaba
ver a Diego que tanto amaba.
Rivera estaba ahí parado
esperando para abrazarla
y ella sin dudarlo un poco
en sus brazos cayó enamorada.
Pocas horas pasaron
antes de que llegara la Catrina
para advertirle a su amiga
que la noche pronto terminaría.
Le dijo: tenemos que irnos
regresamos en un año
y apuradas ambas damas
bajaron corriendo los peldaños.
Iban a las grandes pláticas
como siempre a carcajadas
Frida ahora se veía feliz
sin el dolor a su espalda.
“Cada vez que pintaba pensé en ti
en mis cuadros estuviste presente
quien pensaría que tras dejar este mundo
serias mi amiga por siempre”
Y así se fueron caminando
tras una noche de risas
de regreso al campo santo
a ser de nuevo cenizas.
Esta calavera expresa todas las costumbres que aún se manifiestan en México desde la época prehispánica hasta nuestros días. Son muy bonitas tradiciones que no debemos de dejar de practicar porque fueron nuestros ancestros, los orígenes de la cultura indígena que debemos de sentirnos orgullosos. Gracias Andrea por compartir esta maravillosa tradición. Muchos saludos y abrazos.