Arte y matemáticas. Una relación intrínseca

En general, solemos asociar a las matemáticas  solo con cálculos difíciles de comprender, sin embargo, esta Ciencia es mucho más que eso, pues representa también arte, geometría y optimización.

 

Si estudiamos a las matemáticas, desde el arte, podemos pensar inmediatamente en las figuras geométricas de Durero y sus estudios sobre la perspectiva y en los apuntes magníficos de Leonardo da Vinci, ambos son ejemplos perfectos del Renacimiento, en los que la proporción áurea o número de oro sustentó los ideales de belleza, armonía y equilibrio. Asimismo, podemos pensar en artistas más contemporáneos como en las estructuras maravillosas de Escher y Victor Vasarely, cuyas obras representan a las fascinantes matemáticas hechas obras de arte. Los patrones y las estructuras a menudo juegan un papel importante tanto en las matemáticas como en arte.

Para darle sentido a la relación de las matemáticas y el arte, haremos una comparación entre la Proporción áurea, o número de oro, o phi, o sección áurea y la primera de las tres certidumbres que requieren las matemáticas: el establecimiento de nuevas teorías. Debido a que Phi es el número: 1.6180339 que posiblemente se repite más veces dentro de la naturaleza, la ciencia matemática lo coloca como una pieza especial dentro de los números obtenidos por cálculo que puede ejercer hasta nuestra actualidad cambios significativos, como es el caso de las investigaciones durante la década de 1970, sobre La Teselación de Penrose de Roger Penrose o los Cuasicristales (nuevos patrones de organización de la materia) durante la década de 1980 (Hueso, 2011).

La segunda comparación de certidumbre que requieren las matemáticas, relacionada con el arte, será la interpretación de resultados. Citaremos a  Víctor Vasarely (1908- 1997), quien fue uno de los precursores del Op Art, distinguido por tratarse de arte abstracto de estructura geométrica. Dentro del Manifiesto Amarillo escrito por él, pretendió que el arte fuese comprendido de manera fácil por medio de elementos básicos que generaran ilusiones ópticas con repeticiones, tal como lo hace un ordenador en nuestra actualidad, por lo que Vasarely pudo vislumbrar el futuro que se presenta dentro de la tecnología actual.

Finalmente la tercera comparación de certidumbre que requiere la matemática y que se relaciona con el arte es el aumento de poder de predicción. El cual está ejemplificado en un objeto que ha servido como juguete didáctico hasta nuestra actualidad y ha sido creado por el escultor y profesor de arquitectura, húngaro Erno Rubik (1974- ), quien lo diseñó como un rompecabezas mecánico tridimensional. Este objeto ha ido evolucionando hasta alcanzar 17x17x17 fichas obtenidas por el diseñador Oskar Van Deventer.

 

 

Por lo tanto, la matemática que encierra el arte ha sido siempre la búsqueda de certidumbre para predecir (en el caso del cubo Rubik), los movimientos necesarios y generar estrategias de solución posibles; de interpretación dada por el lenguaje que se crea alrededor de símbolos e iconos creados o estandarizados como en el caso de Vasarely; o finalmente de creación de teorías por medio de entidades que pertenecen a la conceptualización sobre la sección áurea durante su aplicación en el Renacimiento y hasta nuestros días dentro de la composición artística.

Como final de oro, les mostramos a un artista que se esmeró demasiado en los conceptos de retícula, repetición, transformación, imposibilidad y paradojas que junta fácilmente la ciencia (matemáticas, química, física y metafísica) con el arte plástico, su nombre es Maurist Sornelis Escher (1898 – 1972), neerlandés que realizaba sus composiciones a partir de retículas de tipo tesela y recreaba espacios tridimensionales con tan sólo tinta negra en Xilograbado; su obra crea gran impacto conceptual y visual hasta nuestros días y emociona a generaciones nuevas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: