
Rafael Coronel Arroyo. Un legado imprescindible en la historia del arte mexicano
El 7 de mayo del 2019 falleció el pintor y coleccionista mexicano Rafael Coronel Arroyo, quien deja un legado imprescindible en la historia del arte mexicano.
Rafael Coronel nació en 1932 en la ciudad de Zacatecas. En la ciudad de México estudió Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y después fue estudiante en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado «La Esmeralda». Cuando despuntaba como artista le tocó vivir una época difícil en el que las galerías se mostraban muy reacias hacia las propuestas artísticas jóvenes, sin embargo fue acogido por la Galería de Arte Mexicano, donde realizó su primera exposición en 1956, desde entonces su carrera como pintor tomó un rumbo importante.[1]
En 1960 se casó con Ruth Rivera, hija de Diego Rivera, con quien tuvo un hijo, el poeta y escritor Juan Rafael Coronel Rivera.
Nacho López. Ruth Rivera y Rafael Coronel con su hijo Juan Rafael Coronel Rivera. ca. 1960. Fototeca Nacional. INAH
El estilo de su obra se ubica dentro de la generación de pintores figurativos llamados los Interioristas, cuya ideología se vincula al movimiento neohumanista llamado Nueva Presencia, impulsado por Arnold Belkin (1930-1992) y Francisco Icaza (1930-2014). Este movimiento, que abarca aproximadamente desde principios de los años cincuenta hasta mediados o fines de los años setenta[2], fue una contrapropuesta plástica de la Ruptura: los Interioristas rescataban el significado humanista e intentaban expresar la condición del hombre contemporáneo hacia un estilo más cercano a Orozco, mientras que para los de Ruptura el antecesor espiritual era Tamayo.
A pesar de que Rafael Coronel manifestó poco interés en actuar como miembro de un grupo[3], en una entrevista realizada por el Museo Marco él mismo menciona el por qué su pintura se ha vinculado con este grupo:
“Para mi la calle es muy importante porque es donde tomo mis modelos, los hago de acuerdo con mi punto de vista y en el estado en el que se encuentran anímicamente. Mi pintura se llamó Interiorista por tratar de enseñar el interior de las personas. Sin embargo corriendo los años me he dado cuenta que no solo el hombre tiene interior también tiene una imagen necesaria que da la pauta de la época”. [4]
Su obra está repleta de simbolismos e iconografía de ensueño con sus personajes mágicos, estilizados con altos sombreros, sombríos y taciturnos de reminiscencias clásicas. Cada uno de ellos aparece sin fondo o decoraciones para establecer un diálogo directo y asimilar de manera más profunda la energía, la fuerza y el espíritu del hombre. Rembrandt fue uno de los artistas que influyeron de manera definitiva en su estilo. La doctora Teresa del Conde rescata, en su libro Una vista guiada (2003), una narración del maestro Coronel sobre sus intereses en el arte, la búsqueda y el encuentro de su propio yo, como pintor:
“De joven me gustaba Rembrandt. A México llegaban pocas exposiciones pero había libros […] Ahí empecé a ver que existía un pintor que se llamaba Vincent Van Gogh, otro Paul Gauguin, me di cuenta que había uno que se llamaba Cimabue. Vi por primera vez la pintura de fray Angélico. […] Es por eso que hacia 1956 tuve un cambio radical … sucedió cuando ya tenía yo conocimiento más o menos de lo que había sido la historia del arte y a esa edad te puedes envenenar de cualquier pintor, te hace bien envenenarte […].
Imagen de portada_ Basa en la obra de Rafael Coronel. Tras de ti. Referencia Galería Mónica Saucedo
[1] Del Conde, Teresa. Una visita guiada. Breve historia del arte contemporáneo de México. Editorial Grijalbo. 2003. p.111.
[2] Del Conde, Teresa. “La aparición de la ruptura» en Un siglo de arte mexicano 1900 – 2000. México, D. F.: Landucci Editores. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), México, 1999. p. 187.
[3] Ibídem, p. 3.
[4] Entrevista realizada por el Museo Marco en ocasión dela exhibición Retrofura Rafael Coronel. Septiembre 21.2012-enero 13. 2013. Link