
Memoria de pez rojo. Reseña teatral
Un varón adulto ronda desnudo, física, acaso emocionalmente. El escenario es un damero que evoca el juego de ajedrez. Como nos lo hará ver, es un peón de poca suerte en el juego de la vida. El protagonista despliega su psique mediante el relato personal y la ventriloquía de un acompañante, un “pez” de nombre Euclides. Durante casi una hora, se deambula entre el monólogo, la performance coreográfica y la comedia en vivo (o stand-up), en la que el texto explora la percepción de un quehacer infructuoso y malogrado, vívidamente claro para su resignado intérprete.
Memoria de pez rojo es descrito por el INBAL como un “espectáculo unipersonal y multidisciplinario que reflexiona sobre las emociones humanas”, la dramaturgia corrió a cargo de José Alberto Gallardo (México, 1977), connotado director de 27 puestas en escena y autor de 34 piezas. El proyecto es dirigido por Jaime Camarena, maestro, bailarín y docente nacido en México D.F., fundador y director de la compañía de danza e interdisciplina A Poc A Poc, galardonado en 2018 con el premio Luis Fandiño, por su amplia trayectoria como coreógrafo e impulsor de la danza en México. En escena vemos a Manuel Ballesteros (San Luis Río Colorado, Sonora, 1974), actor, bailarín, gestor y promotor cultural de amplísima experiencia en la creación y ejecución escénica.
El fracaso puede pesar como una losa e inducir a actitudes desesperadas, aunque también puede dotar de momentos de esplendorosa lucidez. El fracaso bien podría ser un tema de autoreflexión para la escritura de un texto dramático y para confrontar a la audiencia a su propia percepción del fracaso o a sus propios fracasos.
Patético es pensar que contemplar el fracaso es divertido, pero es la apuesta velada y paradójica que propone el autor. El humorista fracasado se exhibe y muestra, y el público puede reír más ante su devastadora realidad que de cara a los chistes tontísimos que profiere para demostrar lo anterior.
Manuel Ballesteros transmite la inseguridad y la pesada carga a cuestas del humorista que no da mucha gracia, y provee liviandad con toques jocosos a la voz del desenfadado pez, que como buen estereotipo norteñote, es sincero, directo y divertido. Asimismo, el intérprete realiza un trabajo coreográfico envolvente. La manera en que está redactado el trabajo de José Alberto Gallardo puede resultar desconcertante para la audiencia, por lo que exige atención y paciencia al espectador, que puede confundirse por la coreografía, la música y los diálogos con el pez.
Empero, es pertinente la reflexión sobre el tema del fracaso abordado en la obra en comento, justo cuando acudimos al auge de la industria del éxito representada por las huestes de coaches de vida o de empresas, cuando abundan en toda librería o tienda departamental las secciones de libros de autoayuda y pensamiento mágico de autoprogramación para alcanzar el triunfo a toda costa, y precisamente esta época en la que el concepto de “éxito” ha devenido en una especie de religión que ha generado monstruos como NXIVM y otras sectas todavía no reveladas.
La compañía A poc A poc presenta este montaje del 1 de julio al 20 de agosto de 2019 en el Teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque, Ciudad de México>>.
Memoria de pez rojo. Coordinación Nacional de Teatro del INBAL