
En busca de la medida del Cosmos: viajes y encuentros con Humboldt del artista mexicano Alejandro Pintado
En el marco del 250 aniversario de Alexander von Humboldt (1769-1859), el Instituto Cultural de México en Alemania inauguró el pasado 21 de septiembre, durante el Foro global: punto de encuentro para la comunidad mexicana, la exhibición En busca de la medida del Cosmos: viajes y encuentros con Humboldt del artista visual Alejandro Pintado, la cual estará en exposición hasta el 29 de noviembre del 2019.
La muestra está conformada por una serie de seis obras elaboradas con carbón y acrílico sobre lino crudo, las cuales aluden a los lugares donde Humboldt realizó sus exploraciones en su paso por México. Las piezas son escenas monocromáticas que conforman una analogía estilística con los dibujos y las pinturas de los viajeros y artistas que solían utilizar el espejo negro o espejo de Claude, que tenía un filtro de color variante hacia los sepias y los ocres, tema de gran interés para Pintado.[1]
Asimismo, las composiciones están iluminadas y suspendidas en el tiempo por líneas y figuras geométricas proyectadas con luz neón, generando así diálogos anacrónicos, que entablan una búsqueda por el equilibro del cosmos, en el que la idea, el arte y la ciencia, quedan íntimamente enlazados.
El inicio y la búsqueda del imaginario artístico
A raíz de una estancia que Alejandro Pintado realizó en el Goldsmiths de la Universidad de Londres para realizar una maestría en Artes Visuales (2000-2001), se dio a la tarea de buscar, en un inicio, solo los dibujos originales de las litografías del explorador inglés Frederick Catherwood (1799-1854). Esta experiencia fue un impulso muy grande para que Pintado continuara en la investigación estética y artística de estos artistas viajeros, como Rugendas(1802-1858) y Piranesi (1720-1778).
Entre ellos encontró los dibujos de Humboldt; aquellas imágenes de México interpretadas por un extranjero, y que finalmente formaron en el imaginario europeo una imagen de América, una imagen de México.
Aunque los dibujos de Humboldt no tenían un fin meramente estético y artístico, sino más bien un objeto de difusión y conocimiento científico, sus obras, como las de otros viajeros del siglo XIX, influyeron en la asimilación estética y artística de la pintura de paisaje como género pictórico, que en México floreció en pintores como José María Velasco (1840-1912).
Una visión holística
En una carta que Humboldt le dirigió a Karl Freiesleben antes de su viaje a América, escribió: “Voy a recoger plantas y fósiles, y realizar observaciones astronómicas con el mejor de los instrumentos. Sin embargo, este no es el propósito principal de mi viaje. Trataré de averiguar cómo las fuerzas de la naturaleza actúan unas sobre otras, y de qué manera el entorno geográfico ejerce su influencia sobre los animales y las plantas. En resumen, debo aprender acerca de la armonía en la naturaleza”.[2]
Esta visión holística que Humboldt tenía de la vida sobre la tierra, es en esencia el punto de unión entre la obra de Alejandro Pintado y Humboldt. Pintado sintetiza, esta premisa de analizar y observar el sistema como un todo integrado, en un acorde geométrico que une la naturaleza y lo humano.
De lo orgánico a la geometría
Para Pintado, los dibujos realizados por Humboldt son algo más que una simple obra de imitación, pues conllevan un alto grado de imaginación creativa. Son obras en las que la perspectiva, el dibujo, la geometría y el uso del color están presentes, elementos que conforman una parte esencial en la formación del creador plástico.
Por lo que, con el interés de investigar y saber cómo es que las ideas y las experiencias de Humboldt llegaron al papel a través del proceso creativo, Pintado retoma la esencia de las obras del explorador alemán para enseguida hacer intervenciones con líneas y objetos geométricos que representan una analogía de la influencia del hombre sobre la naturaleza. Desde un punto de vista plástico, Luis Rebaza Soraluz señala que “la obra de Pintado parece moverse no solo desde lo orgánico a la geometría, sino que también parece llevar estos dos polos desde lo figurativo hacia lo abstracto”.[3]
Las obras Proyección de una idea en Hildalgo (2019) y Asociando ideas en Veracruz (2019) son un ejemplo claro de esta transición de la naturaleza hacia lo geométrico y de la transición de lo figurativo hacia lo abstracto.
Proyección de una idea en Hildalgo (2019)
Asociando ideas en Veracruz (2019)
¡Eureka!
A través de la obra de Pintado, el espectador puede asomarse a los momentos ¡Eureka! que el explorador alemán tuvo durante su estancia en México.
Diálogo interno frente a la Coatlicue (2019) es una obra que representa el descubrimiento y asombro que Humboldt experimentó con la monumental escultura de esta diosa de la cultura azteca, la cual se encontraba en el patio principal de la Real y Pontificia Universidad de México. Fue tanta su cautivación, que Humboldt le dedicó varias páginas de su diario al encuentro.
Diálogo interno frente a la Coatlicue (2019)
Por otra parte, la obra Aparición en el estudio de Humboldt (2015), es una representación que Pintado imaginó y realizó de los momentos de hallazgo y encuentro que Humboldt pudo tener en su biblioteca después de haber realizado su viaje por América; los cuales son capturados y simplificados en tres figuras geométricas de luminiscencia brillante; a la entrada de la habitación, al pie de la puerta, aparecen dos rectángulos azules que simbolizan el inicio y la expectativa, después, sobre uno de los libreros descansa un rectángulo rojo más largo que invita a la lectura y al estudio, y sobre el escritorio posa una figura más compleja: un tetraedro que simboliza la unión de la idea y la experimentación.
Sin duda alguna, la obra de Pintado es una puerta abierta que invita al espectador a reflexionar sobre sus propios momentos ¡Eureka!.
Aparición en el estudio de Humboldt (2015)
Humboldt y Schiller conversan en Mussenhöf, Jena (2019)
[1] Conferencia Alejandro Pintado. Homenaje a José María Velasco. Museo Nacional de Arte. 2012
[2]Alexander von Humboldt. Carta a Karl Freiesleben (Junio de 1799). En: Helmut de Terra, Humboldt: The Life and Times of Alexander van Humboldt 1769-1859 (1955), p.87.
[3] Rebaza Soraluz, Luis. Alejandro Pintado. Trayectoria del conocimiento. 2014, p. 18.